El 30 de noviembre próximo, en el predio José Manuel Terrier, la familia del Centro de Fomento Curuzú Cuatiá tendrá una cita con la nostalgia y la emoción, en una fecha que representa el primer torneo que la institución de Villa Elisa logró obtener en la primera división. Se cumplen 50 años del campeonato de 1974, una tarde en que costó llevarse los puntos de la cancha de Villa Montoro. Nuestra Liga Amateur Platense vuelve a abrazar a los muchachos de aquel tiempo, que lograron una mancomunión deportiva tan fuerte adentro del campo y con una representatividad dirigencial que coincidió con el estreno de la cancha, inaugurada dos años antes.
Resultaba una doble alegría ya que también ganó el trofeo de Cuarta división y Las felicitaciones del entonces presidente liguista, Ismael López Osornio fueron publicadas por un periódico de la época, donde el mandatario expresó la sorpresa por “los dos torneos que ganó una institución joven”. Se refería al plantel juvenil de Cuarta, que también festejó a fin de año, de lo que era la séptima temporada como afiliada (ingresó en 1967, junto a El Cruce y Villa Montoro, al mismo tiempo que Villa San Carlos debutaba en la AFA tras su paso por nuestra Liga).
“Esta jornada donde reconocemos a las camadas honra nuestra rica historia; acérquense a nuestra cancha para saludar a nuestros primeros campeones”, expresó el actual titular Rojiverde, Damián Chiruzzi.
El 30/11/1974 es una fecha de pasión, de coraje y de nostalgia. Era precisamente su dirigente social el recordado Terrier, quien fue periodista (con una imprenta familiar en La Plata), habiendose radicado en tierra villaelisense y dirigiendo el periódico “La Reforma”. Don José motorizó el ingreso a la Liga siendo un verdadero dirigente social, que “sin ser futbolero” apoyó a los pibes que querían tener espacio para jugar a la pelota, y lo hizo pese a cuestionamientos, y con otras tareas a cuestas: organizó eventos épicos como la Fiesta de la Flor y los bailes en la sede del “Curu” con la contratación de músicos de primer nivel como Serrat y Sandro.
Otras figuras preponderantes fuera del rectángulo de juego fueron otros dos entrñables seres humanos que ya no están en lo fisico pero perduran por su espíritu y desarrollar una mística del club y del barrio, Martín Barjak (director técnico) y Ernesto Alvariño (representante ante la Liga, además del delegado municipal de Villa Elisa y dueño de las Cinco Esquinas, donde los jugadores paraban a comprar algo para comer ó beber después de los partidos)
A aquel gran Curuzú solo faltó animarse a la aventura de competir en el Regional que organizado por el Consejo Federal, entre los demás campeones de la Provincia, otorgaba una plaza para jugar el Nacional de primera división de la AFA.
SERÁ EL TERCER EVENTO QUE ABRAZA A OTRAS GENERACIONES
El ciclo de homenajes “Los grandes campeones de la historia”, una iniciativa de la Liga, llevará una vez más el sello del periodista Gabriel López, quien presentará a los jugadores y dirigentes que han marcado un antes y un después; muchos de ellos, podrán llegar con sus familiares. Así pasó en el estreno del 7 de octubre de 2023 en el Club Estrella de Berisso, cuando disfrutamos con el corazón latiendo de alegría al estrecharse en un abrazo tantos hombres que hacía tiempo se habían alejado. Esa “Cebra” de campañas formidables cuando quedaron a las puertas de clasificar al fútbol profesional, aquel Nacional A de 1971.
En segundo lugar fuimos a revivir la gesta del tricampeón Villa Montoro el pasado 6 de julio de 2024, en otro grato encuentro de los ganadores del certamen 1975, 1976, 1977 y 1986. Ahora, pensamos en tocar la puerta de otro grande, el club que fundara la comunidad portuguesa y que en 1974 lograron dar la nota con un equipo que no tuvo contra.
Tras clasificar primeros en la zona, entró a la definición de un Cuadrangular, todos contra todos, ida y vuelta, junto a Verónica, Montoro y Deportivo La Plata (el subcampeón).
La primera etapa constó de 14 fechas, Curuzú Cuatiá y Deportivo La Plata, 21 puntos (los clasificados); Estrella 20, El Cruce 14, Unidos de la Villa 12, San Martín 9, Porteño 3. Por el otro lado, surgieron Verónica 20, Villa Montoro 18, quedando afuera Los Tolosanos 15, Villa Albino 13, Pettirossi de Ensenada 11, Club Everton 9 y El Martillo de Tolosa 8.
EN EL PETIT TORNEO TERMINÓ INVICTO
Para Curuzú no hubo contra en el tramo final y se aseguró el primer puesto en la 5ª fecha y anteúltima, aquel sábado 30 de noviembre de 1974, cuando volvieron de la calle 96 y 118 escoltados por hinchas, que vivieron una tarde difícil en Montoro, terreno con pocos espacios y un rival que ganaría los tres torneos que siguieron después.
Curuzú arribó tres arriba (entonces, ganar otorgaba dos puntos) y al minuto de juego el local ganaba con gol de Oscar “El Chueco” Alvarez; pero antes de la finalización del primer acto, el Rojiverde lo revirtió con tantos de Claudio “El Tano” Batisti, a los 7, y de Juan “El Flaco” Lachalde a los 40. El segundo tiempo se tornó violento, con una expulsión local que le costaría una sanción de un año al defensor Juan Carlos “El Negro” Videla. El público arrojaba piedras cuando se sancionó un penal que Néstor Sbatella decidió tirar desviado, según testimonian sus compañeros… por las amenazas de un grupo vandálico. “No estaba bien la cosa afuera de la cancha”, jura José “Yeyo” Quintas, quien ingresó en los últimos minutos: “No hubo vuelta olímpica, pese a que Montoro y su dirigentes nos decían que podíamos, pero ¿qué nos vamos a arriesgar ante tantas piedras que habíamos visto caer en el campo?”.
Los campeones formaron con Hernán Llanan; Sbatella, César Riquelme, Julio César Ramos Mexía y Rogosz; Claudio Batisti, Hugo Peralta, Heredia; Gabriel Mariescurrena, Juan Lachalde y Martínez. Arquero suplente: Joaquín Da Conceizao. Ingresó en el segundo tiempo José Quintas por Martínez. No pudieron jugar Juan Martinicorena, el arquero titular y figura.
La siguiente fecha debía festejar en casa, pero el rival Verónica sin chances matemáticas no llegó y no avisó, por lo que el equipo y la barriada se quedaron con ganas de ver a los flamantes campeones. “Nosotros queríamos festejar”, cuenta el wing Quintas a sus 76 años, que el mismo día del título había sido padre.
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